martes, 1 de mayo de 2007

Ventanas invisibles

Leo en Gopnik sus visitas al psicoanálista en NY desde 1990 a 1995. Es un capítulo que uno no debería dejar de leer.
No adelanto la conclusión por si alguien tiene interés en leerlo. Cinco años de visitas que terminan con lo obvio.

Una obviedad que nuestros abuelos conocían sin necesidad de ir cinco años al psicoanalista. No niego que los especialistas en salud mental hagan un gran trabajo. Pero solo cuando uno está enfermo. ¿Estamos tan enfermos? ¿ O necesitamos decir que estamos enfermos para poder disponer de ese tiempo que necesitamos para nuestros silencios y para nuestros ruidos?

No somos capaces de encontrar ese tiempo a menos que tengamos la obligación de pagar por ello. ¿ Acaso nos sentimos culpables de no estar haciendo nada ? Y, entonces, por el hecho de pagar nuestra terapia, encontramos esas palabras de silencio sin tener mala conciencia por el tiempo "perdido".

Compramos nuestro tiempo de silencio como compramos un nuevo libro o nuevo CD. Necesitamos que nos repitan lo obvio.

Aquello que podemos ver desde nuestra ventana no lo vemos porqué salimos corriendo con el ordenador portátil en la mochila y con la blackberry a punto.

Y sin embargo... a veces... ya no podemos. Hemos invertido tanto tiempo en dejar de escucharnos que ya no somos capaces de oírnos.

Entonces, Gopnik, va al psicoanalista para volver abrir esas ventanas que de tanto verlas se han hecho invisibles.

1 comentario:

miq dijo...

Obrim les finestres i que bufi el vent! Deixem-lo que xiuli i que faci molt de soroll.